top of page

Pantallas y tecno espiritismo.


ree


"No hay nada malo con su televisor. No intente ajustar la imagen. Nosotros estamos controlando la transmisión. Controlaremos la horizontal, controlaremos la vertical. Podemos cambiar el enfoque a un desenfoque suave, o enfocarlo a una claridad cristalina. Durante la próxima hora, siéntese en silencio y nosotros controlaremos todo lo que ve y oye. Está a punto de participar en una gran aventura. Está a punto de experimentar el asombro y el misterio que se extienden desde la mente interior hasta... Los Límites Exteriores". (narración introductoria a la serie The Outer Limits).


1.- Primer encuentro con el tecno espiritismo, la voz off que emanaba desde el aparato de televisión. Mueble de connotaciones fantasmagóricas, antes de devenir en simple pantalla. El viejo programa de televisión de los años 60 se apoderaba de tú dispositivo, y el narrador convocaba con autoridad mesmerica las posibilidades hipnóticas latentes en ahora poseído artefacto.

Es dispositivo catódico se había filtrado progresivamente desde los años cincuenta en los espacios domésticos dominados durante décadas por las ondas radiales. Progresivamente fue desplazando al dispositivo radial hacia algún rincón de la habitación, para ubicarse en un espacio central y cultista de los espacios domésticos. La superficie especular del aparato de televisión cargo desde sus inicios con una suerte de relación y fascinante con sus anónimos espectadores. Ya no se trataba de una proyección fantasmagórica en un gran templo contemporáneo sino de la intrusión en lo familiar de un dispositivo tecnológico de esotérico funcionamiento.

El oscuro espejo televisivo – que muchos temían y aun temen que no solo emane imágenes, sino que además sea capaz de registrarnos en nuestros refugios domésticos - se iluminaba y la voz declaraba tu perdida de control sobre lo exhibido. Las líneas que cruzaban la pantalla, como el efecto de ruido visual, ruido blanco, nieve electrónica, operaban como dispositivos de verosimilitud de esta posesión catódica. El dispositivo tecnológico devenía en objeto poseído, el desplazamiento desde el artefacto tecnológico a demonio familiar era inquietantemente sutil pero efectivo.

 

 

2.- espectros catódicos.

En 1982 se estrena un astuto filme de horror fantástico titulado simplemente, Poltergeist. Dirigido por Tobe Hooper, quien había logrado instalarse desde los márgenes de la industria norteamericana con “The Texas Chain Saw Massacre” (1974) slasher de presupuesto irrisorio, que construye una suerte de dispositivo cargado de temores citadinos al mundo rural, construyendo una suerte de artefacto hiperrealista y abyecto, alejándose del camino tomado por los giallos europeos y su pulsión barroquizante y pictórico, para vincularse a una suerte de neorrealismo lumpen. Es en 1979 que Hooper se vincula al dispositivo domestico para infiltrar a una especie contemporánea de vampiro en los diversos espacios familiares. Ese cruce intergeneracional que activa la programación del dispositivo televisivo, logra reconcentrar las formas de los miedos en el núcleo de la familia. La tecnología popular modula nuevos recipientes de temores en las zonas protegidas de la clase media. Salem´s Lot – nueva adaptación de King, experto infiltrador y potenciador de miedos de la clase trabajadora – invoca el vampirismo en el dispositivo televisivo combinando referencias expresionistas con un tono de gótico norteamericano, nuevamente el pequeño pueblo rural y la maldad se conjugan contra la vida moderna y urbana. Lo interesante estriba en ese fantástico alejado de la novela histórica y adecuado a un contexto moderno, sin embargo, aun no se dan muchos elementos para lograr esa combinación tecno espiritista o tecno pagana que buscamos, las herramientas de los cazadores aún se encuentran en el armario de objetos increíbles de la fantasía épica.

Es en Poltergesit – ruido fantasmal – en donde el dispositivo tecnológico electrónico opera como médium entre una realidad y otra. No se precisó de un interlocutor como conductor de las entidades, sino que ondas electromagnéticas y los conductos electrónicos operaron como tecnología espiritista de manera espontánea. Lo cual instala al artefacto televisivo de manera inmediata en la categoría de objetos tecno espiritistas. El dispositivo se alza desde su naturaleza aparentemente sumisa a la de herejía tecnológica. En otro contexto, desde una perspectiva de la ciencia ficción de tono Pulp seria más bien un error o una suerte de revuelta maquinal, sin embargo, acá se está en las fronteras de la posesión. El mueble electrónico se transforma en haunted media.

Algo activa este pequeño filme en el imaginario popular. Posiblemente su desplazamiento de lo gótico a lo suburbano, y evitar el exceso atmosférico por una suerte de ordinario naturalismo. Esta estrategia ya había sido usada por el fantástico de horror B durante los 50, y algunas incursiones de cine de monstruos justificadas por efectos de magia científica.

Sin embargo, el gran hallazgo sigue siendo la instalación de la pantalla televisiva como espejo dimensional. En esa superficie coincide la tensión entre la tecnología y lo sobrenatural, construyendo una nueva mediación imaginaria: el objeto técnico poseído.

 

3.- Nuevas pantallas.

Kayro de Kiyoshi Kurosawa, se estrena el año 2001, abriendo el siglo a una nueva dimensión de posibilidades de dispositivos tecnológicos domésticos. Nuevas pantallas pueblan los espacios cotidianos, no se trata de laboratorios o naves espaciales, la esquiva tecnología se encarna en pequeños dispositivos de uso familiar. Las computadoras se infiltran en los hogares, comienzan progresiva y silenciosamente a reemplazar las superficies especulares de los televisores, por nuevas pantallas más oscuras e inescrutables. El distanciamiento entre las tecnologías de estos dispositivos y sus usuarios se convierte en una brecha insalvable. Un año antes, internet ha comenzado a popularizarse entre peculiares ruidos electrónicos que emanan desde estos aparatos, peculiares conexiones que hermanan al internet con la línea telefónica, la electricidad, y el telégrafo. Dispositivos de comunicación que ahora parecen comunicarse entre sí. Susurran entre mediante inquietantes ruidos electrónicos. El filme de Kurosawa encarna nuevos temores en esta dimensión virtual que contamina los espacios familiares.

Esta tecnología no parece diferenciarse de la naturaleza, se pliega, se adhiere, enferma, activa, es suave, invisible, los cables se entrecruzan por los suelos construyendo redes, una frondosidad de campos electromagnéticos.

En el contexto supuestamente consensual de la incipiente red social, se desplaza no solo información, sino también creencias, ideologías y religiones. Lo espectral se adhiere con facilidad a esta región desmaterializada. En Kayro, lo fantasmagórico pulula por la red, de un dispositivo a otro, aprovechando una suerte de melancolía cibernética que parece emanar de los usuarios y sus pantallas. Una profunda tristeza y desesperanza se apodera de los personajes de Kurosawa, y una invisible y electrónica fuerza los impulsa al suicidio.

Del televisor de Poltergeist a la pantalla del computador de Kayro, se instala un sendero invisible de tecno espiritismo que ha proliferado y enriquecido en los últimos años, sobre todo desde diversos discursos de la cultura popular de cuño japones,  entre filmes, animes y series, para ir construyendo una espesa membrana de medios digitales, y espiritismo electrónico.

Comentarios


  • White Instagram Icon
bottom of page